Merecedora del Premio a la Mejor Ópera Prima y Mejor Director Orizzonti en la pasada Mostra de Venecia, "The Childhood of a Leader" significa junto a la incontestable "Son of Saul" de Laszlo Nemes, el debut más complejo y fascinante del año, también podríamos señalarla como un complemento ideal para "La Cinta Blanca" (con toques de PT Anderson y Stanley Kubrick) y por descontado, uno de los principales descubrimientos por los que seguro, recordaremos la XII edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla
¿De qué va? "The Childhood of a Leader" cuenta la historia de una familia norteamericana que vive en Francia durante el periodo de posguerra tras la I. Guerra Mundial, incidiendo principalmente en las experiencias que vive su pequeño hijo, aquellas que llevan al resurgir de un nuevo germen para el fascismo. Y sí, miedo que da.
¿Quién está detrás? Con tan solo 27 años, ante cámara le hemos visto a las órdenes de Michael Haneke ("Funny Games"), Lars von Trier ("Melancolía"), Olivier Assayas ("Sils María"),Bertrand Bonello ("Saint Laurent"), Ruben Östlund ("Fuerza Mayor") o Antonio Campos ("Simon Killer"). Tras ella, claramente ha demostrado tener la lección de todos ellos bien aprendida. Para su esperado debut, Brady Corbet ha contado con la colaboración en el guión de su pareja en la vida real, Mona Fastvold (para quien ya protagonizara el pasado año "The Sleepwalker") y con la alucinante banda sonora de todo un Scott Walker. Poca broma.
¿Quién sale? Un plantel estelar que destaca por su sobriedad, tanto por su variedad de matices interpretativos. Sobre todo en el caso de la austera y cruel caracterización de una estupenda Berenice Bejó ("The Artist") que da un giro de 180º a los papeles joviales y desenfadados que nos tiene acostumbrados. Mismas cualidades podemos atribuir a la poderosa interpretación de un habitual secundario de lujo como es el caso de Liam Cunningham ("El viento que agita la cebada") o incluso, a las breves, que para nada intrascendente, apariciones de Robert Pattinson. No es el caso de la sensual protagonista de "Nymphomaniac", Stacy Martin, que en este caso sigue en su línea. Mención aparte merece la interpretación del peque Tom Sweet. Miedo que da.
¿Qué es? Un complemento ideal para "La Cinta Blanca" con toques de PT Anderson y Stanley Kubrick.
¿Qué ofrece? Un debut que se siente tan apabullante como único, que gesta una de esas experiencias cinemáticas que de por si sola justifica nuestra asistencia a un festival. Con absoluto descaro y aplastante ambición, Corbet hace suyo un título de Sartre para plasmar, de forma tan hermética como inquietante y definitivamente abrumadora, la infancia de un futuro dictador en el periodo de posguerra, así como para sugerir (que no simplemente señalar) aquellos principales motivos y factores familiares que pueden llevar a un niño a erigirse en el monstruo mundial de un futuro no tan lejano. Y es que, son muchas las virtudes que podemos atribuir a la sorprendente "The Childhood of a Leader", tanto desde su contundente dispositivo formal como desde su intrigante base conceptual y compleja estructura argumental.
Rodada y proyectada en Venecia (como también lo hará Sevilla) en unos colosales 35 mm, sin salir prácticamente de los interiores de la mansión en la que transcurre el relato, iluminado en casi todo momento por una sombría luz natural, golpeado a memorables retazos por una estridente y atronadora banda sonora, sustentado sobre sutiles planos secuencia y ante todo sobre el sobrio trabajo interpretativo de la totalidad del reparto, Corbet se empapa de un aura perversa, inicua y sinuosa, digna del más sugerente y estremecedor terror gótico, tanto es así que incluso llega sentirse como una nueva muestra de cine de posesiones. No más lejos de la realidad, lo que al debutante realizador le interesa es penetrar en el germen, la semilla, de lo que bien podríamos señalar como el principal villano para la humanidad: la mente y el corazón de un dictador. Auténtico terror social. Y para ello, además de honrar el género rey, presenta signos del cine de Haneke (sobre todo de la base conceptual y filosófica sobre la que levita "La Cinta Blanca"), de PT Anderson (en su críptica y detallada realización, principalmente partiendo de"Pozos de ambición") o incluso Stanley Kubrick (tanto en la relación padre hijo que articula así como a nivel formal, la forma en que ilumina y transita la mansión, directamente nos lleva a"Barry Lyndon"). Con todo lo dicho, no me queda otra que incidir en la re-afirmación de que estamos ante una de las irrupciones más memorables de los últimos años. Una ópera prima prácticamente maestra, un auténtico peliculón que bien merece un premio mayor. Veremos que dice Sevilla.
Fuente: filmin.es
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